A propósito de la enjundiosa y oportuna nota que sobre el aniversario de la muerte del Libertador don José de San Martin publicara Gonzalo Alegría Varona el pasado 17 de agosto, añado algunos recuerdos sobre la ceremonia que yo mismo protagonizara en París el mes de setiembre de 2005, cuando, conjuntamente con Victoria Bobadilla Alva, trujillana residente en Francia, autoridades e intelectuales, concurriéramos para instalar una placa recordatoria en el frontis de la casa que ocupara el Libertador en un suburbio de París, la finca de Grand Bourg,donde vivió antes de viajar en tren durante 7 horas a Bolougne Sur Mer donde falleció en 1850. Esta finca es hoy un convento de monjas con quienes preparamos el poderoso pisco sour donde todos nos alegramos, incluso ellas, para celebrar tan digno acontecimiento.
La placa que yo portara desde Trujillo la mandó confeccionar, a mi pedido, José Murgia, por entonces alcalde de nuestra ciudad. La historia recuerda que la mansión se la entregó a San Martín su amigo Alejandro Aguado, hombre muy rico, tal como lo consigna el propio Alejandro Dumas en su obra «El Conde de Montecristo».
Foto : El escritor peruano Carlos Espinoza, que fuera secretario de Haya de la Torre en París, tal como lo luera Ricardo Ñique Cornelio en Madrid, apristas ambos, hace uso de la palabra. Entre otros, asistieron el agregado militar argentino y el agregado cultural de la embajada peruana en Francia.

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