Aproximadamente 60 diputados de la Mesa de la Unidad Democrática (MUD) que acudieron este jueves a la sede del Consejo Nacional Electoral (CNE) de Venezuela fueron agredidos por funcionarios de la Guardia Nacional Bolivariana con bombas lacrimógenas y perdigones.
El diputado Julio Borges fue agredido por simpatizantes chavistas cuando iba caminando desde la sede del CNE hasta la Asamblea Nacional de Venezuela.
La oposición se concentra una vez más en la capital de Venezuela para marchar hacia la sede del CNE y exigirle la fecha de ratificación de las firmas, un proceso que se debe hacer en cinco días con máquinas de registro de la huella dactilar y que activarán el referéndum revocatorio contra el presidente Nicolás Maduro.
Casi 40 días después de que presentó al CNE 1,8 millones de firmas para abrir el proceso, la opositora MUD aún no completa el primer paso del engorroso proceso de referéndum, que busca con urgencia para este mismo año.
Dirigentes opositores esperaban que el CNE publicara el miércoles la hoja de ruta del referéndum, luego de que les anunció el martes que, de las 1,8 millones de firmas, son válidas 1,3 millones, seis veces más que las 200.000 requeridas por norma (1% del padrón electoral) para activar la consulta.
Paralelamente, una marcha de estudiantes y otros sectores opositores partieron hacia las 10 H00 locales (9:00 a.m. hora peruana ) desde Plaza Venezuela hasta el CNE, la cuarta vez que intentaron llegar a la sede del organismo, pues las anteriores manifestaciones fueron bloqueadas y disueltas con gases lacrimógenos por efectivos de seguridad.
«Las señoras (rectoras) del CNE están retando a todo un país que quiere paz (…) Temerario que crean que están por encima del derecho de la gente», advirtió en Twitter el excandidato presidencial Henrique Capriles, quien ha encabezado las marchas.
El presidente Maduro sostiene que a la oposición no le interesa el referéndum, sino generar violencia para provocar una intervención extranjera.
Acusándolo de servir al gobierno, la MUD sostiene que el CNE demora todo para evitar que el referéndum se haga antes de 2017 -cuando se cumplen cuatro años del mandato presidencial-, pues si se hace este año y Maduro pierde se llamará a elecciones. Si se efectúa el año próximo, sería sustituido por el vicepresidente nombrado por el gobernante.
Según las encuestas, de seis a siete de cada diez ciudadanos está a favor de un cambio de gobierno en Venezuela. Para revocar el mandato de Maduro, la oposición necesita más de 7,5 millones de votos, con los que fue elegido en 2013 tras la muerte de Hugo Chávez.
«Esto es un país polarizado, no puede darse el lujo de un árbitro que no termina de decidir las cosas, que no está siendo claro pese al clima político. La gente no entiende la demora», opinó Ignacio Avalos, director de la ONG Observatorio Electoral Venezolano (OEV).
Mientras, la efervescencia social va en aumento, las protestas se han vuelto cotidianas en Venezuela al agravarse la escasez de alimentos y medicinas, y el alza del costo de vida. La inflación es la más alta el mundo: 180% en 2015 y el FMI pronostica 700% para el cierre de este año.
«Marcharemos hasta que llegue el cambio que finalmente nos sacará de esta crisis que afecta a nuestras universidades como al resto del país», dijo el presidente de la Federación de Centros Universitarios de la Universidad Central de Venezuela, Hasler Iglesias.
Para la oposición, el referéndum «es una válvula de escape» que tienen los venezolanos.

Dejar una contestacion